Desde mediados de marzo, inicio de la cuarentena en casi todo el mundo, las escuelas, centros de formación y colegios han estado cerrados para evitar aglomeraciones y mantener el aislamiento social, con el fin de inhibir la propagación del coronavirus.
Dicho esto, docentes y alumnos iniciaron, de manera virtual, una docencia de emergencia, realizada desde sus hogares mediante el uso de TIC o TDIC (Tecnologías Digitales de Información y Comunicación), aprovechando plataformas ya utilizadas en la educación a distancia. Independientemente de los estudios que estuviesen haciendo, los alumnos y profesores tuvieron que hacer cambios de urgencia.
Desde una Licenciatura en contaduría, una carrera sanitaria, una licenciatura en derecho, enfermería, MBA´s… todos ellos tuvieron la imperiosa necesidad de reinventarse.
Después de unos meses, la docencia de emergencia se convirtió en una docencia intencional y nos acostumbramos a la “nueva normalidad” de la educación, pues ya venimos trabajando en este modelo desde hace un semestre, que se denominó docencia no presencial, llegando a imperar esta en sectores formativos como aquellas que enseñan por ejemplo; en lo referente a una licenciatura en administración de negocios o casi cualquier tipo de maestrías.
Por diversos factores, ya sean políticos, sociales o económicos, algunas escuelas y colegios tienen previsto para el segundo semestre volver a las clases presenciales en el medio físico, quedando la mitad de las clases presenciales y la otra mitad con clases en línea. Pero lo que me tiene preocupado es que a este regreso a clases le estén llamando blended learning.
El objetivo principal del blended learning es situar al alumno en el centro de su aprendizaje, protagonista de su propio conocimiento, desarrollando en él habilidades como: ser activo, participativo, reflexivo y colaborativo. No podemos confundir el blended learning (que es una metodología activa) con lo que están queriendo implantar los colegios, mezclando clases presenciales con clases virtuales. Si el rol del estudiante no cambia, no será blended learning.
¿Qué es el aprendizaje combinado o hibrido?
Es mucho más que mezclar clases presenciales con clases online. Son combinaciones de actividades, con diferentes propuestas, que se basan en dejar al alumno en el centro de su aprendizaje y el docente, en este caso, deja de ser un mero transmisor de los contenidos, como tradicionalmente ejerce, y se convierte en el mediador de aprendizaje.
En este enfoque, el estudiante realiza sus estudios en diferentes ambientes, ejecuta estrategias más activas de actividades prácticas, en las que participa activamente en la resolución de proyectos, problemas, casos de estudio, discusiones, entre otros. Realiza investigaciones, fundamenta sus acciones con el apoyo de los docentes, quienes mediarán estas acciones, aprende a través del trabajo colaborativo y práctico con otros estudiantes, en el salón de clases o en el ambiente que se estipule o convenga para esta aplicación. El docente tiene el rol de incentivar, mediar y problematizar la enseñanza y el aprendizaje, conjugando lo mejor de la educación presencial ya distancia y orientará los estudios, conduciendo al estudiante a un aprendizaje activo y autónomo.
El blended learning es una metodología, un modelo que integra las TDIC en la actividad docente. Las tecnologías digitales servirán de apoyo, ya que se utilizarán con el objetivo de generar un aprendizaje significativo en el estudiante, y que sirvan como complemento e interacción y no como reemplazo de la clase presencial. Las tecnologías son solo recursos, siendo incluso prescindibles en algunas ocasiones, ya que necesitan cambiar la dinámica del aula, la organización de espacios y tiempos y la interacción entre los alumnos.
Innovación en el aula y no mezcla de modalidades
La enseñanza en línea, fiel a los patrones de las innovaciones disruptivas, ha avanzado constantemente hacia arriba para llegar a una gama más amplia de estudiantes y, en algunos casos, incluso ha comenzado a reemplazar la enseñanza tradicional. Uno de los avances más significativos ha sido confiar más en las experiencias físicas, o presenciales, para brindar apoyo y apoyo a los estudiantes que aprenden en esta modalidad. La ubicación física simplemente no importa, siempre que el estudiante tenga una buena conexión a Internet y esté de humor para una experiencia completamente virtual.
Son factores disruptivos buscados hace una década, que actualmente se están implementando y generan cambios en la educación, por un aula centrada en el alumno, por la enseñanza en línea en el currículo escolar y, sobre todo, por la hibridez. Sin embargo, apuntando a una transformación pospandemia, este escenario sería ideal para una evolución metodológica de la educación, siempre y cuando mantenga las premisas de personalización de la enseñanza y centralización del estudiante en el proceso de aprendizaje y no continúe con la educación tradicionalista transmitida en línea.
Después de que todo esto pase, los docentes y la dirección del colegio podrán ver una nueva forma de enseñar, cuando se den cuenta de que los alumnos son capaces de estudiar y aprender muchos de los contenidos solos, en sus casas, y aprovechar las clases presenciales. Momento presencial en la escuela para realizar actividades activas que desarrollen un aprendizaje más significativo.
Sin duda tendremos un gran avance en habilidades digitales, llevaremos la clase invertida a la presencial, de la que se habla mucho, pero hasta entonces era difícil de implementar. Para muchos quedará claro que no hay razón para explicar ciertos contenidos que el alumno podrá leer, ver y estudiar previamente, sino trabajar mucho más en el aula.